lunes, 4 de enero de 2010

Frío invernal


Tengo frío. Pero no un frío normal, no. Tampoco de esos que hace en primavera pero no es frío de verdad, ni tampoco de esos que te calan hasta los huesos y no puedes parar de tiritar, no. A mi se me ponen a temblar las piernas como después de hacer el amor ferozmente, pero no, no era así, lo habría sabido. Es un frío de esos que te hacen pensar, un maldito frío que te hace pensar y recordar días con una taza de café con leche, tirada en la cama y con un cigarro en la mano consumiéndose, mientras miras por la ventana oyendo una puta canción triste que te hace llorar y que las lágrimas te cubren la cara y te llega el sabor salado a los labios y tienes ganas de morir a cada segundo. Jo, como me fastidian esos días. Te dan ganas de no hacer nada, sí, de no hacer nada. Crees que el mundo es una mierda y te olvidas de los días felices. Como me gustaría olvidarme de este día, y eso que el frío me gusta, de verdad, no les miento, me gusta, al igual que la lluvia, pero ¿saben que pasa? que la lluvia me pone triste, si… El frío en cambio no, en fin, no se que demonios ha pasado hoy, supongo que me estoy volviendo sentimental. O puede que te eche de menos.